A la hora de atacar las manchas y la suciedad en el hogar, podemos encontrar multitud de productos que prometen hacernos la vida más fácil. En los últimos tiempos, se oye hablar cada vez más de los detergentes enzimáticos pero, ¿sabes qué son y para qué se usan? Geindepo, tu empresa de limpieza en Madrid, te cuenta todo lo que necesitas saber.
¿Qué es un limpiador enzimático?
Aunque su nombre pueda llevar a error, un limpiador enzimático es en realidad un producto ecológico. Las enzimas que le dan nombre son moléculas que actúan como catalizadores, acelerando determinadas reacciones químicas, en este caso las relacionadas con la limpieza y la desinfección.
Las enzimas no son organismo vivos y no se consumen en la reacción química, por lo que se consideran partículas lavables, esto es, se pueden utilizar en distintos procesos. Por eso se considera que los productos de limpieza enzimáticos son ecológicamente más responsables que los tradicionales.
¿Cómo funcionan?
Una forma sencilla de explicarlo es decir que las enzimas son capaces de romper la tensión superficial con la que la suciedad se protege, haciendo más fácil su eliminación. En el caso de bacterias y otros microorganismos, una vez que quedan “desprotegidas” por la acción de las enzimas es sencillo eliminarlas por medio de un desinfectante.
¿Qué propiedades tienen los limpiadores enzimáticos?
- pH neutro, capaz de romper y degradar todo tipo de sustancias orgánicas, incluso en lugares de difícil acceso.
- Productos ecológicos e hipoalergénicos, tanto en la limpieza de superficies como de ropa o objetos cotidianos.
- Permiten realizar una limpieza completa y eliminación de olores respetando la salud humana y el medio ambiente.
- Reduce los costes energéticos de la limpieza, ya que no requiere de altas temperaturas para ser eficaz.
Tipos de limpiadores con enzimas
En función del uso que le vayamos dar, existen distintos tipos de detergentes enzimáticos según las enzimas que contienen:
- Proteasas: eficaces en la eliminación de manchas provocadas por fluidos orgánicos, como orina, vómito o sangre, pero también leche, hierba, huevo y, en general, cualquier mancha de origen proteico.
- Lipasas: se utilizan en manchas cuyo componente principal es el aceite, como cosméticos, cremas o salsas de base oleosa.
- Amilasas: son las que incluyen los detergentes pensados para manchas difíciles provocadas a partir de hidratos de carbono y almidón, como carne, patatas, arroz o chocolate.
- Celulasas: se utilizan principalmente en productos suavizantes.
Receta para fabricar un detergente enzimático casero
Si quieres probar las ventajas de un limpiador enzimático eliminando manchas de grasa o de fluidos orgánicos, no hace falta que salgas corriendo al súper: a continuación te contamos cómo hacer tu propio limpiador enzimático. Necesitas:
- Una botella limpia grande, de al menos dos litros
- 5 cucharadas de azúcar de caña
- 3 gramos (una cucharadita) de levadura seca en polvo tipo Royal
- Un litro de agua templada
- La cáscara de 3 naranjas o 3 limones (por los aceites esenciales cítricos)
Paso a paso:
- Introduce en la botella las cáscaras de fruta, el azúcar, la levadura y el agua en ese orden.
- Agita enérgicamente y, a continuación, abre el tapón para liberar la presión generada. Repite al menos 3 veces al día durante 2 semanas.
- Transcurridas esas dos semanas, repite el proceso solo una vez al día, ya que se generará menos dióxido de carbono y, en consecuencia, menos presión en el interior de la botella.
- Guarda la mezcla a unos 35º grados para que su contenido fermente, durante un período entre 2 semanas y 3 meses (a más tiempo, el detergente será más fuerte).
- Filtra la mezcla y guárdala en un recipiente hermético.
Ahora ya tienes un excelente detergente enzimático que no tiene nada que envidiar a los utilizados por los servicios de limpieza profesionales, y que podrás poner a prueba en ropa sucia, superficies, manchas difíciles, etc.