Cuando hablamos de limpieza de cocinas industriales, no sólo estamos hablando de higiene y desinfección, sino también de seguridad. El mantenimiento de este tipo de instalaciones es vital para evitar riesgos de incendios y enfermedades, aparte del aspecto que puede reforzar el buen nombre de una instalación profesional.
Una buena parte de los incendios declarados en estas instalaciones industriales viene dado por la falta de mantenimiento y limpieza de la cocina y de los componentes que la conforman. La acumulación de grasa en campanas extractoras, así como en sus filtros, y el de los conductos de extracción del aire, convierte a estos elementos en potencialmente inflamables si no han recibido un mantenimiento y limpieza adecuados a lo largo del tiempo.
Seguridad y limpieza de una cocina industrial
Las instalaciones propias de restaurantes, hoteles, bares y cafeterías, comedores sociales, y colegios, entre otros, son instalaciones que de por sí, al estar al servicio del público deberían siempre cumplir con las normativas de higiene, desinfección y desinsectación. Sin embargo, no siempre lamentablemente, están a la altura de las circunstancias, situación que los clientes siempre deberían conocer. Una cocina industrial ha sido concebida para que su limpieza diaria sea lo más cómoda posible. Sin embargo, hay zonas que no están al alcance de esta limpieza diaria, por responsable que ésta sea. Los desechos grasos acumulados por la extracción de los humos de la cocina, son los principales agentes que pueden convertirse en elementos inflamables. Su limpieza, aconsejada para ser realizada con un a frecuencia de entre seis y doce meses, se ha de realizar con productos desengrasantes que garanticen la retirada de todos los restos. La limpieza o sustitución de filtros es otro hito imprescindible en la consecución de objetivos de limpieza. Por otro lado, la limpieza de las campanas extractoras, conductores de la evacuación de los vapores al exterior, no es un proceso sencillo y ha de ser abordado con máquinas especiales. Dichas máquinas funcionan mediante acciones físicas y químicas para garantizar su eficacia en el proceso. La acción física consiste en que cepillos cilíndricos recogen la grasa arrancándola literalmente, limpiando los rincones donde se encuentre, mientras que determinados productos químicos son inyectados a altas temperaturas, para ayudar en la disolución de los restos. El resultado es una campana extractora, filtros y tubos conductores dignos de ser enseñados.
La limpieza de cocinas industriales y la salud pública
Por otro lado, el resto de la cocina ha de mantener siempre su nivel aséptico exigible. La higienización de suelos mediante los productos químicos adecuados (no siempre la lejía es el acertado, ya que es un potente abrasivo, que con el tiempo puede ejercer un efecto de erosión o envejecimiento), y la limpieza de los muebles de acero, fogones, estanterías… marca la diferencia. Las cocinas industriales son espacios de trabajo y se almacenan productos alimenticios, sujetos a degradación, por ello los espacios desinfectados son definitivamente necesarios para evitar la aparición de situaciones no deseadas que pueden influir directamente en aspectos de la salud pública. En ocasiones no se trata sólo de una mera limpieza, ya que los olores persistentes pueden dar una mala sensación.
Es por ello que hay equipos de profesionales que podrán atender todas las necesidades que puedan surgir en espacios como los descritos. Ponerse en contacto con nuestro proveedor de confianza, nos permitirá recibir una visita que nos pueda explicar los procesos a seguir, la cantidad de horas que es esperable que pueda durar la acción de limpieza, la compatibilidad de horarios disponibles para que la cocina pueda seguir funcionando de la mejor manera en la medida de lo posible, y por supuesto, el cumplimiento de todas las normativas exigibles en un entorno tan importante y delicado como es el de los comedores y cocinas industriales.
Desde Geindepo con nuestro servicio de limpieza de cocinas industriales podemos ayudarle. Solicite un presupuesto ahora.
Como decíamos al principio, no se trata sólo de acertar de cara al cliente, para que éste se lleve la impresión adecuada cuando tiene la oportunidad de visitar o echar un ojo a las instalaciones de la cocina, sino también cumplir con la responsabilidad que la cocina en general lleva implícita, ya que se cuenta siempre con la confianza tácita de todos aquellos comensales que dependen del buen hacer de los profesionales que les atienden. Y son estos mismos los que tienen en su mano la posibilidad de llevar a cabo un mantenimiento digno de sus clientes, y de subcontratar, en su caso, a proveedores equipados eficazmente para poder mantener todos los elementos de la cocina en perfecto estado.